La fuente vieja

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- Abuelo, ¿para qué servía esta fuente?

- Esta fuente servía antes, porque a los que estábamos aquí cerca nos venía muy bien y veníamos a por agua.

- Y ¿de dónde venía esta agua?

- Esta agua viene de ahí, atraviesa la carretera y llega aquí. Y ahí se juntan pues muchos litros de agua. Mira, hasta que sobra. Sobra en este tiempo, en el verano no. De pequeño, claro, mi madre me mandaba por el verano, porque esta agua está muy fresca por el verano, y por el invierno está más caliente.

- ¿Y por qué veníais a por agua aquí?

- Porque entonces en casa no había agua, el agua se puso mucho más tarde, muy tarde.

- ¿Cuántos años tenías cuando llegó el agua?

- Pues tendría cuarenta, cuarenta y seis años.

- ¿Y veníais a por agua para ducharos?

- ¿Para ducharnos?, claro, cogíamos agua de aquí y de la fuente también. Teníamos que venir aquí, llenábamos unas tinajas que teníamos en casa de agua, y luego nos servía para luego ducharnos. Las madres calentaban agua en la cocina y echaban el agua caliente para que no tuviéramos frío cuando nos duchaban.

- Pero, ¿no había duchas en casa ni nada de eso?

- Nada, nada, uy, no había nada. Entonces teníamos eso para ducharnos, para lavarnos, pero agua corriente no había, nada.

- Pero, vamos a ver, abuelo ¿cómo te bañabas aquí dentro?

- Pues lo primero porque era más pequeño que ahora. Pues era más pequeño. Cuando era pequeñito me metían aquí y aquí me duchaban. ¡Échame agua si quieres! Pues así, no teníamos otro remedio. Nos daban jabón… y cuando éramos ya casi como tú. Luego, ya más mayor, por ahí en las balsas.

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